El
“Libro de las Edades”, o el gran “Libro de la Vida”
o los “Registros Akáshicos”.
Guardan el registro de todo lo que ha y
todos los que han pasado, de las civilizaciones desaparecidas y de
todas las vidas sucesivas de los seres.
Acceder a estos registros requiere
llegar al segundo cielo, golpear sus puertas y tras esta exploración
espiritual referir a los hombres de su propio mundo la verdad de los
hechos que acontecieron desde que la vida comenzó a palpitar en él
tras su emanación como chispa del ser central.
Abrir este libro o registros requiere
del mandato de siete inteligencias custodias (parte de la muralla de
diamantes). Son
Kumaras y revisten jerarquía de Arcángeles.
Melquisedek,
Metatron,
Al Shadai,
El Elyon,
Sanat Kumara,
Gautama Budha,
Señor Maytreya y
custodiados por el amado Arcángel
Miguel, líder de las legiones celestiales a quien algunos
consideran como el octavo Kumara.
Es importante saber que
en una lectura de Registros Akáshicos los maestros y Sres. Del
Akasha:
No juzgan
(ya que saben que en esta dimensión bi o multi polar en la que
estamos encarnados· el aprendizaje es ensayo y ·error y es en
realidad un juego)
No eligen por nosotros
(ya que conocen e impulsan al libre albedrío)
No indican el camino
mejor ·(ya que consideran que todo lo
que acontece es una gran posibilidad de aprendizaje)
Ellos a través de la
Lectura, nos permiten comprender
la relatividad de las cosas, experiencias y situaciones vividas en
la realidad física, mostrándonos que por estar encarnados en pleno
proceso evolutivo, tenemos que poner toda nuestra energía en el hoy
para logar trascender e iluminar ·la
materia y encarnar en forma consciente al espíritu que es en
realidad nuestro verdadero ser.
(Que
algo adquiera el carácter de relativo, no significa que no sea
fundamental).
Lo
Kármico, toma un sentido amoroso, liberando el dolor y el
sufrimiento desde una nueva perspectiva.
HOY;
AQUÍ y AHORA son las consignas claras y concretas que uno comprende
en esta experiencia también.
Este
conjunto de inteligencias manifiestas hacen fácil comprender la
relatividad del pasado y de cómo podemos sanarlo: ver el futuro solo
como un manojo de posibilidades y aceptar que “hoy” es el momento de
concientizar, accionar y concretar re direccionando el aprendizaje,
hacia el lugar que a través de la propia elección manifestará
nuestro ser espiritual aquí, en este paraíso dimensional al que
llamamos “Planeta Tierra”. Fuente
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